domingo, 24 de octubre de 2010

270706

Alguna vez me dijeron que los tatuajes son adictivos.
Te haces uno y quieres más y más. Tengo 2 tatuajes en mi ser. Pendejamente son tatuajes que no tienen significado alguno. No me arrepiento de ninguno de ellos, simplemente no son algo "especial".
Vamos, no me arrepiento de habermelos hecho pero pues simplemente no significan nada.

Llevo meses planeando uno nuevo y al fin se me ocurrió algo.
Un tatuaje que tiene un significado. Una de las fechas más importantes de mi vida.

El 27 de julio de 2006.

Ese día falleció mi tío. No un tío cualquiera.

EL tío.

Ese que es como tu segundo padre. Tristemente yo no estaba en México cuando pasó. Estaba en Argentina y nunca olvidaré la llamada que recibí el 27 de julio a primera hora.
Me sentí tan mal. No cambie mi vuelo porque no tenía caso. Por más que lo adelantara no llegaría al velorio y mucho menos al entierro.
Es algo de lo que siempre me arrepentí.
De no estar en México cuando pasó todo. De no estar con la familia.

Además de todo eso, estando allá no asimilé bien la noticia. Fue hasta una semana después, cuando ya estaba de vuelta con mi familia, que me cayó el veinte. Lloré, me puse mala copa, lo platiqué, etc, etc, etc.
Para no hacerles el cuento largo esa es una fecha que marcó para siempre, y por lo mismo quiero llevarla conmigo.
Así que ya saben. Ese será mi nuevo tatuaje. Se los presumiré cuando lo tenga.


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